El poema sobre el Cid dedicado al duque de Alba por un escritor-soldado

 


1568 fue el gran año triunfal del duque de Alba en Flandes. La brillante victoria que obtuvo en la batalla de Jemmingen sirvió para que le dedicaran todo tipo de loas y, como vimos en otro artículo, una de ellas se plasmó en la colocación de una estatua suya en Amberes con el bronce de los cañones capturados al enemigo, muy polémica porque ese tipo de efigies en vida sólo se dedicaban a los reyes y Felipe II no tenía ninguna en aquella tierra, de ahí que el gobernador terminara retirándola porque además la consideraba humillante para los holandeses.
 
Pero eso fue más tarde; antes, el que fue nombrado capitán general de Flandes vivía una de las cimas de su carrera y por eso hubo otras manifestaciones de enaltecimiento. Una de ellas, la publicación en la misma ciudad de una obra titulada Los famosos y heroycos hechos del invencible y esforçado Cauallero, honra y flor de las Españas, el Cid Ruy Diaz de Biuar: con los de otros varones Illustres dellas, no menos dignos de fama y memorable recordacion en Octaua Rima.
 
Fernando Álvarez de Toledo, tercer Duque de Alba, retratado por Antonio Moro (Wikimedia Commons)
 
Su autor se llamaba Diego Jiménez de Ayllón. Era un escritor y poeta de familia noble que desde muy joven, con apenas dieciocho años, había abrazado el oficio de las armas, participando en las campañas del Adriático (en el Tercio de Álvaro de Sande) y Alemania (donde alcanzó el grado de alférez). De hecho, en 1569 añadiría a su producción literaria un poemario ambientado en ese mundo: Sonetos a illustres varones de éste felicísimo y catholico exército, editado en Amberes y considerado la primera publicación de un poeta gaditano en lengua castellana; al mismo Ayllón se le distingue como primer sonetista español, junto a Juan Boscán y Garcilaso de la Vega.
 
Volviendo a Los famosos y heroycos hechos..., cuya primera edición también fue en esa ciudad flamenca en 1568 aunque tuvo otra en Alcalá de Henares once años después, cuenta un romance sobre el célebre Cid Campeador en cuyo argumento se incluye el rescate del cuerpo de San Isidoro, la incursión de Alfonso VI por Andalucía, la coqnuista de Valencia y la propia muerte del protagonista; todo ello acompañado de otra historia paralela sobre el amor entre Diego, vástago del Cid, y Ermilla, hija de Galaidón (Mohamed ben Jazrum), rey de la taifa de Arcos de la Frontera.


 
La elección de ese sitio no era casual, ya que se trataba de la localidad natal del autor; allí vino al mundo en torno al año 1530 y estudió en un colegiofranciscano, si bien luego pasó por las universidades de Salamanca y Coimbra. En la ciudad portuguesa entabló amistad con Jorge de Montemayor, ilustre literato luso que formó parte del séquito de Felipe II en Flandes y que en 1559 escribió la primera novela pastoril en castellano, Los siete libros de la Diana
 
Otras amistades importantes fueron el jerezano Juan de Barahona y Padilla Dávila, otro escritor soldado que participó en la toma de Túnez, las campañas de Italia y en la victoriosa armada de Álvaro de Bazán antes de perder la vida en la llamada Empresa de Inglaterra dejando como legado literario un Elogio de Jerez y los jerezanos; y Juan Vaca de Sotomayor, que fue quien le hizo el prólogo del libro sobre el Cid.

Placa dedicada al poeta en Arcos de la Frontera (Menesteo en Wikimedia Commons)
 
El caso es que Ayllón le dedicó esa epopeya, escrita en mil quinientas octavas reales repartidas por treinta y dos cantos al victorioso duque de Alba. Le conocía bien, ya que él mismo combatió como capitán en Flandes, en el afamado Tercio de Milán, dirigido por Sancho de Londoño. En 1578 se retiró y pasó el resto de su vida como regidor en su localidad natal, falleciendo en 1590.
 

BIBLIOGRAFÍA: 

-KAMEN, Henry: El gran duque de Alba.

-PARKER, Geoffrey: Felipe II.

-RAH (Real Academia de la Historia).

-Minerva. Repositorio Institucional da USC.

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