Cadenas defensivas para el cierre portuario
Antaño era frecuente que, tanto en tiempos de guerra como de paz, se cerrase el acceso fluvial o marítimo a los puertos importantes con gruesas cadenas, bloqueando la rada de extremo a extremo y subiéndose/bajándose mediante un cabrestante. A medida que el tamaño de los barcos fue aumentando, también lo hicieron los eslabones, llegando a alcanzar tamaños impresionantes. Ello dio lugar a algunos célebres episodios bélicos en los que embarcaciones atacantes lograron romper esas férreas defensas -nunca mejor dicho- y obtener la victoria. Quizá el más famoso sea el de Constantinopla, cuya cadena vetaba el paso al estuario del Cuerno de Oro, desde el puerto hasta Pera (actual Beyoglu), y que el sultán Mehmet tuvo que salvar trasladando sus naves por tierra, mediante una improvisada calzada de troncos. Ocurrió en 1453 y facilitó la toma de la capital bizantina, lo que suele considerarse el paso de la Edad Media a la Moderna. Otro de los episodios de referencia fue el ocurrido