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Mostrando entradas de junio, 2019

Crónica de Hernando de Barrientos (apostilla)

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Notas del investigador, sir Herbert Guthrey, profesor de  Historia del King's College y miembro de la Royal Society of London. La figura histórica de Hernando de Barrientos es misteriosa y fascinante. Como hispanista y ducho en los estudios de esta materia, he encontrado que siempre ha concedido una importante excesiva a Gonzalo Guerrero como ejemplo del mestizaje: el español que se convierte en nativo. Sin embargo, encuentro en Barrientos una figura más claramente definida, un europeo que sin renunciar a su credo, su Dios, y su rey fue capaz de hacer como los colonos franceses en la Luisiana y fusionarse con el paisanaje para obtener de ellos una relación de comprensión y respeto mutuos, lo cual se me antoja todavía más mestizo que el ejemplo guerrerense. Poco acostumbrados estamos los anglosajones a tales mezclas, pero no fueron infrecuentes entre los españoles a los que se acusa tantas veces de ser sanguinarios y codiciosos, aunque a lo que a mí me parece n

Crónica de Hernando de Barrientos (y XII)

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Capítulo XII – Cómo dimos batalla en Chinantla la grande y sus llanos al Huacán y el Teutile, hallando grandísima victoria más a alto coste, y de lo que pasó en los meses siguientes, a lo cual termino de escribir estas líneas. Escuchamos las caracolas, los tambores, los gritos y los horrísonos pitos, y vimos que por el lado del sur venía un gentío que eran de los ejércitos del Teutile al mando del Huacán con mucha gente nueva de Culúa que estaba en guerra, de la que sabíamos que había rechazado un ataque de Ordaz que nos quería socorrer, más no pudo. Y era un ejército que diré yo, de cinco mil hombres de guerra, con muchos guerreros juramentados de sus órdenes y gente veterana. Y yo decidí que lo mejor era salir a enfrentarlos, pues las defensas de Chinantla no podían contra tanta gente al mismo tiempo y no eran sino nuestro último recurso. Así que me encomendé a Dios nuestro señor, tomando mis armas y arreos, mi banderola con las águilas que había adquirido mucha fama

Crónica de Hernando de Barrientos (XI)

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Capítulo XI – De cómo nos daban guerra los mésicas todos los días durante meses, estorbándonos la vida, y de cómo defendimos como buenos la gran Chinantla. También de cómo supe que era vivo Cortés y estaba en Tepeaca haciendo guerra para cercar y tomar Temixtitán, y de las cartas que yo le mandé y él a mí, de las que hube gran contento más poco provecho. Vinieron dos meses muy largos de batallar, que los mésicas heridos en su orgullo nos herían donde podían, quemando pueblos pequeños a veces, que no se podían defender bien. Nosotros bajamos la gente de la Chinantla alta, menos la que quedó para defenderla que eran todos naturales della, más nos dieron un par de rebatos los zapotecos que tuvimos que volverlos a castigar, ésta vez matando en un pueblo a todo el mundo, desde niños de pecho a ancianas ajadas, que no quedó alma con vida y les fue de mucho aviso. De esto se aprovechaba el Huacán como capitán de Teutile y cuando estabamos en Malinalco atacaba la Chinantla, y cua

Crónica de Hernando de Barrientos (X)

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Capítulo X – De cómo se llegó el año de nuestro señor de mil quinientos y veintiuno, y fui padre de mellizos muy bonicos y de cómo recuperamos la Chinantla grande en una muy grande batalla que allí dimos a los mésicas. En los fríos y el hambre del invierno, soñábamos y barruntamos tomar la Chinantla baja, mientras algunos se murieron de las pestes grandes, y uno dellos fue Heredia el Viejo, de lo que hube infinita tristeza, pues era hombre muy bueno y no merecía tal suerte ni destino, que Dios se lleva a los mejores. E hicimos entonces escopetero a Escalona, pues en aquellos meses habíamos aprendido todos a usar la escopeta y la ballesta que teníamos, que esa se la quedó Nicolás por ser más diestro. Y el entierro de Heredia lo hicimos sin sacerdote, que no teníamos ninguno, rezando el paternóster y el ave maría y diciendo algunos palabras buenas de aquel hombre con el que pasé a esta tierra y que tan bien me trató y fue mi hermano, que nos miraban los chinantecos y alguno se

Crónica de Hernando de Barrientos (IX)

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Capítulo IX – De cómo y por qué supimos luego que habían pasado estos yerros a los españoles de Tustepeque, y de cómo mataron a otros sueltos que buscaban oro y cómo nos dieron muy fiero ataque a la gran Chinantla, que nos tuvimos finalmente que subir a la alta y dejársela a nuestros enemigos. Pasamos muchos meses sin saber por qué y cómo se había dado aquella traición, pero al cabo tuvimos conocimiento dello de algún superviviente herido, que luego se murieron de sus heridas, y de las nuevas que iban llegando. Decían que en Temixtitán Cortés había sacado a Muctezuma al balcón del palacio para calmar a los suyos, más que le mataron de una pedrada, por que ya tenían decidido que fuera otro el vocero mayor que habría de ser el Axayacata. Y que aquella mesma noche los españoles trataron de huir por las puentes de la ciudad que le habían quitado los pasos levadizos y que les habían dado muerte. Los mésicas decían que Cortés era muerto y todos los suyos, para intentar levan

Crónica de Hernando de Barrientos (VIII)

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Capítulo VIII – De cómo se llenó Tustepeque de españoles buscando fortuna, e de cómo mandó Cortés a un tal Suárez para que me pusiera a su mando pero no llegué a hacerlo por pasar cosas muy graves en la tierra. A diez días de marcha tranquila nos regresamos a la Chinantla, para consternación de los mésicas que ya nos hacían idos de la tierra y mucho contento de las gentes de la Chinantla grande, que nos recibieron muy bien. E iba yo al frente con mi yegua la Tadea muy gallardo y las mujeres nos daban flores y entonaban unos cánticos que era cosa de admirar, con los míos marchando detrás con mucha disciplina, que me sentía como el Rogerio de Flor cuando paseó a los almogavares delante del emperador de Bizancio, que en este caso era el cacique el Jaguar Grande mi suegro. Se habían juntado para recibirnos muchos caciques de la Chinantla y gente de sus atepeles, para hacernos un agasajo con banquetes, que aún aprovecharon las mujeres públicas de Tustepeque a pasarse a lo nues