Juicio por hierro candente contra quien ataque los derechos del monasterio de San Juan de la Peña

 


Mediante este documento, escrito en letra visigótica redonda y conservado en el Archivo Histórico Nacional, el rey Sancho I ordena la celebración de un juicio por "ferrum calidum" (hierro candente) a quienes ataquen los derechos del monasterio de San Juan de la Peña,
 
Es decir, el monarca mandaba que se llevase a cabo una ordalía o juicio de Dios, institución medieval de origen germánico en el que se invocaba la intervención divina para decantar a favor o en contra de un acusado -generalmente siervo o libre deshonrado- la prueba validatoria a la que se le sometía, estableciéndose así su culpabilidad o inocencia.
 
Ordalía por agua en el Rituale Romanum, un manuscrito del siglo XII (Wikimedia Commons)
 
 
Unas veces, como muestran el Fuero Real de Alfonso X o incluso el Poema del Cid, se trataba de un duelo; otras tenía más que ver con la tortura, bien mediante agua (arrojando a la persona a un río o sumergiéndola para ver cuánto aguantaba), bien mediante fuego (introducir la mano en unas llamas -de ahí la expresión "poner la mano en el fuego"- o, como en este caso, aplicar un hierro al rojo vivo).
 
Ordalía por hierro candente en la misma obra (Wikimedia Commons)


El Real Monasterio de San Juan de la Peña, fundado en el año 1026 por Sancho Garcés III el Mayor y situado en Botaya (Huesca), bajo un imponente farallón de roca caliza, no sólo era el cenobio más importante del Reino de Aragón, hasta el punto de que su piso superior servía como panteón de la corona, sino también uno de los principales centros de manipulación documental de su tiempo. A través de ese documento otorgado, el monarca le otorgaba amplias competencias contra cualquier persona con total independencia de su posición social y relevancia.
 
El monasterio de San Juan de la Peña (Elemaki en Wikimedia Commons)
 
 
El texto resulta curioso porque Sancho Ramírez se proclama en él rey de Aragón y Pamplona, cuando no lo fue del primero hasta 1063, al heredar el trono de su padre Ramiro I, y del segundo hasta 1076, cuando los pamploneses le eligieron como sustituto de su primo fallecido, Sancho Garcés IV, en detrimento del hermano de éste, Ramón Garcés, uniéndose así ambos reinos.

Retrato imaginario del rey Sancho I, obra de Manuel Aguirre y Monsalbe (Wikimedia Commons)
 
 
Al respecto cabe aclarar la fecha del documento. El año reseñado es el 1103 de la Era Hispánica, un sistema de cómputo medieval que usaba el Reino Visigodo de Toledo y siguió empleándose durante la Alta Edad Media. Tomaba como referencia el 716 Ab urbe condita (o sea, la fundación de Roma en el 38 a.C.); por tanto para convertirlo a la Era Cristiana hay que restarle treinta y ocho, quedando en el 1065 d.C.

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