Los documentos en pergamino más antiguos de la historia de España


Debido probablemente a la conquista musulmana de la Península Ibérica, no se conserva gran cosa de la documentación escrita por los visigodos en Hispania, aunque las referencias en la legislación de la época indican que, efectivamente, había actividad en ese sentido. En total, los archivos españoles tienen en sus colecciones doscientos treinta y un documentos, entre originales en pergamino, originales epigráficos, copias de textos legales, copias de textos sinodales, copias de textos formularios y otros. Además, hay también trozos de pizarra con escritura (la mayoría sólo con palabras o números sueltos), aunque ese tipo de formato, al igual que las inscripciones en piedra, no está incluido en el ámbito archivístico sino en el museístico. 

El Diploma del rey Silo, que vemos en la imagen de cabecera y está datado en el año 775 d.C. (durante el rey homónimo de Asturias), es el documento en pergamino más antiguo de la historia de España conservado íntegramente. En el texto, escrito en una mezcla de latín y romance protocastellano con letra visigótica cursiva (la usual en la época de los primeros reinos cristianos peninsulares), leemos que el monarca asturiano homónimo, a título particular y a instancias del abad Esperaután, dona una serie de terrenos de su propiedad (un cellario con dos castillos, montes y ejidos) que están situados entre los ríos Eo y Masma, en Lucis (actual concejo de Barreiros, zona este de Lugo), para que se funde un monasterio. 
 
Diploma del rey Silo (reverso)

 
Los beneficiarios son un grupo de monjes encabezados por los presbíteros Pedro, Avito y Valentino, más los conversos Alante y Lubino. Dado que se trata de una copia de finales del siglo IX o principios del X, la donación aparece confirmada por las firmas posteriores de los sucesores de Silo en el trono, Alfonso II, Alfonso III, Ramiro I y Ordoño, quizá por algún problema de lindes o por necesitar los monjes una prueba de ser propietarios. Se conserva en el Archivo Eclesiástico de la Catedral de León, entre cuyos legajos fue descubierto por el canónigo archivero Carlos Espinós y del Pí a mediados del siglo XVIII.

Sin embargo, si hablamos de fragmentos en vez de documentos enteros, los hay anteriores. Son tres, concretamente, más un documento incompleto, guardados en el Archivo Histórico Nacional. Todos ellos en mal estado porque no se conservaban como tales sino que se habían usado como tapas para encuadernar códices, algo frecuente en siglos posteriores, cuando los documentos que quedaban obsoletos se reutilizaban de esa manera porque el soporte resultaba caro, ya fuese pergamino o papel. 
 
El rey Silo en un retrato decimonónico de Eduardo Cano (Wikimedia Commons)
 
 
El pergamino, piel de animal debidamente tratada y alisada, predominaba en los escritos oficiales desde la Antigüedad, cuando coexistía con el papiro, ya que el papel no llegó a la Península Ibérica hasta el siglo XI, introducido por los musulmanes (de hecho, el primer documento de Europa en ese soporte del que hay constancia es una carta en castellano -aunque escrita en una combinación de caracteres griegos y árabes- de la condesa Adelaida del Vasto a su hijo Roger, futuro rey de Sicilia, datada en el año 1109 d.C.).
 
El caso es que el documento más añejo es el que vemos en la siguiente imagen, datado entre enero y octubre del año 696 d.C. y que se conoce como Praeceptum Medemae (Precepto de Medema). Su texto, escrito sobre pergamino en letra visigótica cursiva, expone la orden que Medema, posiblemente un comes (conde), da a tres jueces llamados Hodesindo, Gabinio y Sisimiro para que obliguen a cuatro subalternos (Égila, Leovigildo, Julián y Gomán) a jurar que no aceptarán sobornos ni dilatarán los procesos judiciales. Todo ello en la causa presentada por un tal Involatus, quien podría ser el obispo de Tortosa. Este documento constituye un antecedente de los preceptos astur-leoneses que vendrían después. 

Praeceptum Medemae


Los otros fragmentos son menores y se hallan en peor estado, por lo que proporcionan menos información. Uno de ellos es un palimpsesto (es decir, una reescritura tras borrar la que había antes) del que únicamente quedan tres líneas del texto original. Se especula con su realización en Toledo, pero teniendo en cuenta que en aquella época la corte era itinerante -y con ella la cancillería-, en realidad podría tiener cualquier otro lugar de origen. 
 
Se lo conoce como Declaratio Cixae porque su parte superior, con fecha del 11 de febrero del 704 d.C., y escrita en visigótica cursiva, es una profesión o juramento sobre productos agrícolas de alguien llamado Cixa. La parte inferior, de un año inconcreto del siglo VII y en letra cancilleresca, es un decreto real titulado De benefactoribus. Su similitud paleográfica con documentos de las cancillerías provinciales romanas bajoimperiales y de la merovingia podría ser un indicio de que se trata del único documento que queda de la monarquía visigoda hispana.
 
Declaratio Cixae
 
La commutatio o permuta, es una tipología documental característica en diplomática y la de la imagen siguiente, que observamos conservada en dos trozos, escrita en visigótica cursiva y datada en una fecha posterior al 687 d.C., se conoce como Permuta de Materno.

Permuta de Materno
 
El último documento ha sido bautizado como Epistula Emptionis, que se traduce como "Carta de compra" porque de eso trata: una compraventa de vacas entre particulares. También está en visigótica cursiva y data del siglo VII d.C.

Epistula Emptionis



BIBLIOGRAFÍA: 

-CANELLAS LÓPEZ, Ángel: De diplomática hispano-visigoda: colección documental.
-FERNÁNDEZ FLÓREZ, Jose Antonio: La génesis documental: desde las pizarras visigodas y la Lex Romana Wisigothorum al siglo X.
-DE LA CRUZ HERRANZ, Luis Miguel: Los documentos en pergamino más antiguos de España.
-GARCÍA LEAL, Alfonso: El Diploma del rey Silo.

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