Amparo y restricciones de los Reyes Católicos a los gitanos

 


 "Parece que gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones; nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian con ladrones, y finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo, y la gana de hurtar y el hurtar son en ellos como accidentes inseparables que no se quitan sino con la muerte".

        Novelas ejemplares. La gitanilla (Miguel de Cervantes)

El 25 de enero de 1489, los Reyes Católicos promulgan una orden por la cual dan amparo a los comerciantes de Grecia que, huyendo de la isla de Negroponto a causa de la invasión turca y tras pasar por Sicilia, buscan refugio en sus reinos, donde algunos los creen "egipcianos" y por eso los maltratan. Esa actitud humanitaria experimentaría un giro casi completo apenas una década más tarde, al dictar una dura pragmática contra ellos, poniendo de manifiesto la dificultad de un colectivo extraño para integrarse en una sociedad completamente diferente y la de ésta para absorberlo.
 
 



  
Seguro para los egipcianos procedentes de Grecia (Archivo General de Simancas)
 
¿Quiénes eran y de dónde procedían los gitanos? Dada la inexistencia de tradición documental en su cultura, fue necesario recurrir a la genética para confirmar el origen indio de los gitanos: en el Punjab concretamente (entre India y Pakistán), desde donde habrían iniciado una emigración hacia occidente en torno al siglo XI sin que se sepan las razones. Tras llegar a Asia Menor se escindieron, siguiendo unos por Centroeuropa y desviándose otros al norte de África, aunque en general se reunieron de nuevo a finales del siglo XV en Francia y la Península Ibérica.
 
Principales rutas de dispersión de los gitanos (Gitan's Culture)
 
A ésta última empezaron a llegar, según las referencias más antiguas, en 1425. Habían arribado fundamentalmente a través del estrecho de Gibraltar y por eso al principio se les llamó tingitanos (de Tingis, actual Tánger), si bien también afluyeron por los Pirineos (por Perpiñán), al parecer en peregrinación a Santiago de Compostela. De este último caso, el Archivo de la Corona de Aragón conserva  un documento, datado el 12 de enero del citado 1425 en Zaragoza, por el que el que el rey Alfonso V el Magnánimo concedió salvoconducto de tres meses a los gitanos del conde Juan de Egipto Menor para pasar con mercancías y bienes por sus reinos y tierras desde Francia:
 
"...que con nuestro permiso ir a diversas partes, entiende que debe pasar por algunas partes de nuestros reinos y tierras, y queremos que sea bien tratado y acogido, a vosotros y cada uno de vosotros os decimos y mandamos expresamente y desde cierto conocimiento, bajo pena de nuestra ira e indignación, que el mencionado don Juan de Egipto y los que con el irán y lo acompañarán, con todas sus cabalgaduras, ropas, bienes, oro, plata, alforjas y cualesquiera otras cosas que lleven consigo, sean dejados ir, estar y pasar por cualquiera ciudad, villa, lugar y otras partes de nuestro señorío a salvo y con seguridad ...”

 

El salvoconducto de Alfonso el Magnánimo (Archivo de la Corona de Aragón)
 
Más tarde se dio por hecho que venían de Egipto, de ahí el gentilicio de egipcianos que se les dio, aunque los procedentes de tierra griega, que llegaron tardíamente, en la década de los ochenta (los citados en el primer documento adjunto), recibían el nombre de grecianos. En total los emigrantes gitanos eran pocos, se calcula que tres millares, y fueron bien acogidos por la población porque se hacían pasar por cristianos perseguidos en peregrinación e incluso algunos aseguraban ser príncipes, como vimos, de ahí el amparo que se les concedió. En 1435, la reina Blanca de Navarra recibió a otro grupo en el castillo de Olite y en 1462 el gobernador de Jaén, Miguel Lucas de Iranzo, documentó la presencia de gitanos en Andalucía en su obra Hechos del condestable.
 
Posteriormente, su ya enraizado nomadismo les hizo no saber adaptarse a una legislación concebida para la vida sedentaria, lo que desembocó en desconfianza hacia ellos en toda Europa. Eso generó el consiguiente germen de leyendas acusatorias, todas falsas, ejemplo clásico de recelo ante los extraños: el malditismo de descender de quienes fabricaron los clavos de la cruz de Cristo o de haber negado refugio a la familia sagrada cuando huía de Herodes, su hipotética llegada a la Península Ibérica con Abderramán I (de ahí, otra vez, lo de egipcianos), ser responsables de traer la peste consigo...

Gitanos de Berna en un grabado del siglo XV. Se les representa ataviados al estilo musulmán (dominio público en Wikimedia Commons)
 
Todo lo cual, unido a la mencionada dificultad para arraigar, abocó a la etnia a una vida al margen de la ley, exacerbando el sentimiento popular xenófobo. En ese sentido, cabe recordar la implacable descripción que han dejado autores de la Edad Moderna, caso de Lope de Rueda con su obra La gitana ladrona o Cervantes en sus Novelas ejemplares. De éste, si al comienzo del artículo está reseñada una de La gitanilla, a continuación se puede leer otra de El casamiento engañoso:
 "La que tuve con los gitanos fue considerar en aquel tiempo sus muchas malicias, sus embaimientos y embustes, los hurtos en que se ejercitan, así gitanas como gitanos, desde el punto casi que salen de las mantillas y saben andar (...) Ocúpanse de dar color a su ociosidad, en labrar cosas de hierro, haciendo instrumentos con que facilitan sus hurtos; y así los verás siempre traer a vender por las calles tenazas, barrenas y martillos, y ellas trébedes y badiles".
 
Retomando el hilo histórico, las cosas habían cambiado tanto que cuando Isabel y Fernando lograron asentarse en sus tronos y decidieron añadir una unión cultural a la dinástica, territorial y religiosa, el 4 de marzo de 1499 dictaron sobre el asunto una Real Pragmática que decía: 
 
"A vos los egypcianos que andais vagando por estos reinos y señoríos con vuestras mujeres y hijos (…) vos mandamos que del día que vos fuere notificada o pregonada (…) vivais por oficios conocidos (…) estando en los lugares que acordades de assentar o tomades vivienda de señores a quien sirvais (...) so pena que si en ellos fuerais hallados o tomados sin oficios o sin señores(...) cien azotes por la primera vez y le destierren perpetuamente… y por la segunda vez que vos corten las orejas y esteis sesenta días en la cadena (...) y por la tercera vez que seais cautivos de los que os tomaren". 
La real pragmática de los Reyes Católicos, dictada en Medina del Campo en 1499 (Archivo General de Simancas)
 
No obstante, esa duro trato (que en los siglos siguientes empeoraría hasta el punto de emitirse doscientas ochenta pragmáticas contra ellos y prohibir su paso a América) se alternaba con el característico proteccionismo de los monarcas hacia sus súbditos -recordemos el caso de los indígenas del Nuevo Mundo o los judíos, que antes del edicto de expulsión se hallaban bajo protección real directa- y prueba de ello es el documento reseñado al principio del artículo, que se conserva en el Archivo General de Simancas.
 
No siempre sería así y la imposibilidad de armonizar el improvisado estilo de vida bohemio con el del resto de la sociedad volvió a quedar patente en la pluma de Cervantes:  
"Desde que nacen hasta que mueren se curten y muestran a sufrir las inclemencias y rigores del cielo; y así verás que todos son alentados, volteadores, corredores y bailadores. Cásanse siempre entre ellos, porque no salgan sus malas costumbres a ser conocidas de otros. Ellas guardan el decoro a sus maridos, y pocas hay que les ofendan con otros que no sean de su generación. Cuando piden limosna, más la sacan con invenciones y chocarrerías que con devociones; y a título que no hay quien se fíe de ellas, no sirven y dan en ser holgazanas; y pocas o ninguna vez he visto, si mal no me acuerdo, ninguna gitana a pie de altar comulgando, puesto que muchas veces he entrado en las iglesias. Son sus pensamientos imaginar cómo han de engañar y dónde han de hurtar".

BIBLIOGRAFÍA:
-CABANES HERNÁNDEZ, José, VERA GARCÍA, Luz y BERTOMÉU MARTÍNEZ, María Isabel:  Gitanos. Historia de una emigración.
-MOTOS PÉREZ, Isaac: Lo que no se olvida: 1499-1978
-SÁNCHEZ ORTEGA, María Elena: Los gitanos españoles desde su salida de la India hasta los primeros conflictos en la península.
-CERVANTES, Miguel de: Novelas ejemplares.

Imagen de cabecera: grabado de familia gitana incluido en el la obra Cosmographia Universelle, 1552 (dominio público en Wikimedia Commons)

Comentarios

  1. Los prejuicios no caen mágicamente del cielo

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  2. Menudo racista, ese Cervantes.

    ¡¡Seguro que era también anti-LGBTJWQOP... y además negacionista del COVID, militante de VOX y despreocupadísimo con el cambio climático!!

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    1. La gente tiene que comer. Efectivamente, Cervantes como muchos otros escribió mierda si no le quedaba más remedio, la comida no cae del cielo. Y sí, escribió bastante basura política, calienta orejas, como era màs que normal en la época, los antisistema estaban muy, muy mal vistos, y el recitado de amenes a los prejuicios siempre vende. Otro día habrá que hablar de cómo la tolerancia y la apertura de mente del Renacimiento se volvió fanatismo, totalitarismo y odio desaforado, porque no son cambios fáciles de explicar. Pero lo cierto es que Cervantes, especialista en cagarla por todo lo alto, escribió verdaderas basuras literarias y panfletos de infame calidad (como Numancia), el panfletero mayor Lope de Vega lo consideraba un escritor de segunda o peor aún, y luego se saca un Quijote "de la Mancha" (es decir, sin limpieza de sangre, porque toda la Mancha era territorio de las órdenes de caballería) donde se despacha a gusto con toda su sociedad contemporánea en la demencia geopolítica que fue Felipe II (un crack que quebró cinco veces, ningún rey de Inglaterra superó jamás esa marca y eso sin contar las toneladas de oro y plata que se desembarcaban en Sevilla año tras año).

      Claro que tampoco en su época llegaron a igualar a Fernando VI y su Gran Redada contra los gitanos. Estaban muy ocupados con judíos y protestantes. A fin de cuentas los gitanos eran católicos a macha martillo, y lo único que hacían era lo que hacían los jerifaltes del sistema: robar. Y es que desde fuera de la tramoya era muy difícil meterse en el papel.

      P.S. El racista era Quevedo. Si es que le es aplicable un término anacrónico.

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