Asiento para llevar 23.000 esclavos a las Indias (1552)

 


El desplome demográfico sufrido por la población indígena del Nuevo Mundo en el siglo XVI, que alcanzó porcentajes de entre el 85% y el 95% según la zona (más en la costa que en el interior), obligó a recurrir a esclavos de forma habitual para asegurar la mano de obra a partir de 1532. Dado que por ley los indios no eran esclavizables más que en determinados casos, insuficientes para cumplir los objetivos, se decidió introducir negros, que además se consideraba que resistirían mejor la dureza del trabajo físico.
 
Ahora bien, los portugueses tenían el monopolio en África desde la firma del Tratado de Alcaçovas, a despecho de los planes del rey Fernando de conseguir introducirse en ese lucrativo mercado (la escuadra que envió a Guinea en 1478 al mando de Pedro de Covides fue derrotada, como vimos en otro artículo), lo que obligaba a negociar con ellos in situ, en sus factorías africanas. La subida al trono luso de Felipe II solucionaría el problema, pero antes fue necesario utilizar las capitulaciones, acuerdos negociados con un beneficiario que sustituían a las previas licencias individuales, cuyo etéreo carácter resultaba demasiado favorable a los concesionarios y no siempre satisfacían la demanda. 
 
Principales regiones de origen y llegada de esclavos hasta la abolición (Catrin en Wikimedia Commons)

Las capitulaciones implicaban un compromiso de cumplimiento a cambio de exención total o parcial de impuestos, además de concretar una serie de cláusulas que no había anteriormente, como acordar el lugar de extracción o el puerto de llegada. En el siglo XVI, desde su introducción en 1520 y hasta su finalización en 1549, las capitulaciones sumarían un total de 75. No obstante, la terminología de la época resulta confusa y solía denominarse asiento a cualquier forma contractual, aunque luego cada una tuviera características jurídicas diferentes.
 
El 14 de agosto de 1552, la Corona acordó en Monzón de Aragón una capitulación con la que intentaba establecer su propio monopolio esclavista y que sentaría las bases de los futuros asientos. La firmó el entonces príncipe Felipe, en nombre de su padre Carlos I (de ahí el encabezamiento), a favor de Hernando de Ochoa, que en esa época era cambista y prestamista de la corte, pero que en 1556 sería nombrado tesorero general de Castilla y al año siguiente teniente de la Contaduría Mayor de Hacienda, además de escribano de finanzas interino.
 
Carlos V (Wikimedia Commons) y su hijo, el futuro Felipe II (Wikimedia Commons) a mediados del siglo XVI, retratados respectivamente por un artista anónimo y Tiziano
 
Por ese documento, Ochoa se comprometía a "pasar hasta veinte y tres mil esclavos a las Indias, Islas y Tierra Firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir" (originalmente eran 30.000 pero se hizo una corrección), para lo cual pagaba la cantidad de 184.000 ducados, "que es a razón de ocho ducados por cada una de las dichas licencias". El plazo era de siete años, comenzando en 1553 y terminando en 1559, y dejaba claro el compromiso de ajustarse a lo pactado en una cláusula que dejaba patente la naturaleza monopolística del contrato: "Iten, que hasta ser cumplido el año venidero, de quinientos e cincuenta y nueve, S.M. ni yo mandemos dar ni demos licencia para llevar otros ningunos esclavos a las Indias por vía de merced ni por venta, ni en otra manera, escepto las que se dan a pasajeros, que serán hasta ocho licencias a cada pasajero, con que los dichos pasajeros pasen los dichos esclavos y no los vendan a otros para poderlos pasar...»
 
Así, por delegación de la autoridad real, Ochoa obtenía la exclusividad en el negocio comprometiéndose a no enviar más esclavos de los acordados. Sin embargo, se le concedía de forma implícita la capacidad de vender licencias, algo que hasta entonces era una competencia específica de la Casa de Contratación: «Iten, que porque está dada facultad a los oficiales de S.M. de la Casa de Contratación de las Indias para vender ciertas licencias de esclavos, que todas las que hubieren vendido y vendieren desde primero de agosto de este presente año acudan al dicho Hernando Ochoa y que con este asiento se suspenda la dicha facultad para que los dichos oficiales no vendan ninguna licencia por virtud de ella».
 
Como se puede deducir del texto, el beneficiario no se convertía en un traficante de esclavos propiamente dicho sino en un administrador de licencias a terceros. No obstante, como decíamos, las condiciones pactadas sentaron el precedente de los futuros asientos al concretar las condiciones, estipulando dónde conseguir la mercancía, forma de transportarla, indemnizaciones por muertes de los negros durante el viaje, etc.

Esclavos en un barco negrero (Wikimedia Commons)

El contrato con Ochoa no llegó a llevarse a la práctica. Según cuenta Felipe II a su padre en una carta remitida desde Valladolid el 2 de septiembre de 1553, fue anulado ese mismo año ante las objeciones que hicieron un grupo de teólogos (fray Alonso de Castro, fray Pedro de Ibarra, fray Cipriano, fray Mantius, fray Belón y el doctor Cuesta), no al tráfico negrero en sí, sino a hacerlo en régimen monopolístico, que consideraban perjudicial para los mercaderes: "El assiento de las licencias de los esclavos para las Indias que se tomo con Hernando Ochoa en dias passados, se ha deshecho de su voluntad, y porque ha paresçido a algunos theologos que era cargo de conciencia poner estanco en esto y assi se le han de volver los diversos dineros que tiene dados en quenta del dicho assiento, que con el interesse de lo passado montaran hasta çiento cuarenta mil ducados poco mas o menos...".
 
Por tanto, continuaron concediéndose licencias individuales hasta 1595, año a partir del cual se reimplantó el sistema de asientos, que ya había sido probado en 1528 con los Welser y ofrecía mayores garantías a la Corona que las licencias -la primera de esclavos no bozales, es decir, no aculturados, fue concedida en 1518 al marqués de Astorga- por varias razones:  proporcionaba más dinero (el precio por cabeza se disparó de ocho ducados a treinta a partir de 1561) y con liquidez inmediata, establecía el cumplimiento de unos plazos, concretaba el número de esclavos a suministrar, limitaba el precio máximo de reventa de licencias, etc. El número total de concesiones superó las 120.000 en ese siglo XVI, aunque se carecía de capacidad para cumplirlas y, según estimaciones hechas por el propio virrey de Nueva España, en 1533 había unos 20.000 africanos (tres por cada español); la unión con Portugal permitió aumentar las cifras a 70.000.
 
En la imagen de cabecera vemos una copia del asiento, conservada en el Archivo General de Simancas.
 
BIBLIOGRAFÍA:  
 
-CORTÉS LÓPEZ, José Luis: Carlos I y el comercio de esclavos.
-CORTÉS LÓPEZ, José Luis: La esclavitud negra en la España peninsular del siglo XVI.
-CORTÉS LÓPEZ, José Luis: El esclavo negro colonizador de América a través de las Capitulaciones de Indias en el siglo XVI.
-FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Martín: Colección de viajes y de descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde el siglo XV.
-DEL REY, MIguel y CANALES, Carlos: Esclavos. Comercio humano en el Atlántico.  
-PIQUERAS, José Antonio: La esclavitud en las Españas. Un lazo transatlántico.
-SACO, José Antonio: Historia de la esclavitud.
-THOMAS, Hugh: El Imperio Español. De colón a Magallanes.

Comentarios

  1. Muy interesante. En el Rio de la Plata se declara la libertad de vientres, en 1813 Tengo entendido que hasta el siglo XVIII llegaron a Mendoza. "partida de esclavos" con acompañamiento del medico ingles Gabriel Pringles padre del q fuera luego Juan Pascual Pringles ¿Se pueden localizar los registros ?

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    1. Gracias. Sería cosa de ir al Archivo de Indias y buscar el registro correspondiente entre las listas de embarcados. Si existe y está digitalizado se podría consultar a través de PARES (Portal de Archivos Españoles), aunque me da que no. Por si acaso, éste es el enlace: https://pares.culturaydeporte.gob.es/inicio.html Otra opciḉon podría ser mirar en el Archivo General de la Nación (Argentina): https://www.argentina.gob.ar/interior/archivo-general-de-la-nacion

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  2. Perdon . El médico que acompaññaria,a,la partida de esclavos con destino a Mendoza, de apellido Pringles fundaria familia en Mendoza y su hijo Gabriel pasó a San Luis siendo el padre de el héroe puntano

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  3. Acá hubo rebeliones de negros a principios del siglo XVII

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