Leonor Álvarez de Toledo, la dama que se hacía retratar con espléndidos vestidos para ocultar su salud

 


Leonor Álvarez de Toledo (también suele aparecer como Eleonora), nacida en Alba de Tormes en 1522, era hija de Pedro Álvarez de Toledo, virrey de Nápoles, y María Osorio Pimentel, marquesa de Villafranca del Bierzo. 

Entró en la historia por dos razones. La primera, que con el tiempo se iba a convertir en prima de Fernando Álvarez de Toledo, el famoso tercer duque de Alba. La segunda, más importante para lo que nos ocupa aquí, que se casó con Cosme I de Médici, duque de Florencia.


Leonor en 1540, con dieciocho años, retratada por Alessandro Allori (Wikimedia Commons)

El matrimonio obedecía a un acuerdo por el que esa república italiana dejaba paso por su territorio a las tropas de Carlos V, mientras el duque, a su vez, se beneficiaba de esa alianza frente a los no pocos opositores y enemigos; se los había ganado respectivamente por su poder omnímodo y una política expansionista que le llevó a dominar la mayor parte de la Toscana. De hecho, siempre aspiró a tener el respaldo imperial y por eso su primera opción de enlace fue Margarita de Austria, hija natural de Carlos y viuda del duque Alejandro de Médici, aunque no se concretó.

Leonor hacia 1543 (Wikimedia Commons)

Así que al final la boda fue entre Cosme y Leonor, en 1539. Ella aportó una dote fantástica, que además de dinero incluía una colección de antigüedades egipcias y etruscas; al fin y al cabo, él era un mecenas del arte que fundó los Uffizi y convirtió Florencia prácticamente en un museo: la Villa di Castello, los Jardines del Boboli... Asimismo, apadrinó a artistas como Vasari, Cellini o Bronzino, entre otros. La pareja vivió en los famosos palacios que hoy son atractivos turísticos de la ciudad: el Médici Riccardi, el Vecchio y el Pitti, este último aportado por Leonor, que a menudo se ocupaba de las tareas de gobierna cuando su marido estaba ausente. 

Leonor con su hijo Francesco en 1549, obra de Bronzino conservada en el Palacio Real de Pisa (Wikimedia Commons)




Haciendo honor a su divisa, Cum pudore laeta foecunditas (Con modestia, gozosa fecundidad), Leonor tuvo once hijos, siete varones (de los que dos murieron prematuramente) y cuatro niñas (una también falleció). Eso le pasó factura a su salud y aspecto, que ella trataba de disimular con espléndidos vestidos, tejidos en oro y plata por los mejores sastres, como los que muestran las imágenes adjuntas; son obra de su artista favorito, Bronzino, al que distinguió con un mecenazgo especial. Por cierto, pese a su adusto aspecto, era una mujer alegre y dinámica.

Leonor en 1560, dos años antes de su muerte, claramente desmejorada.  Obra de Bronzino conservada en la National Gallery of Art de Washington (Wikimedia Commons). 

Murió en 1562 en Pisa, a donde había acudido en busca de aires marinos que mejorasen sus problemas pulmonares pero que, paradójicamente, le resultaron fatales. La leyenda de que el óbito le llegó por el disgusto de saber que Cosme había asesinado a su hijo García porque éste, a su vez, había acabado con su hermano Juan en una discusión, es sólo eso, leyenda, pues un análisis reciente de los cuerpos demostró que ambos fallecieron de malaria, que ella también padecía. Cosme les sobrevivió doce años. 

 

Detalles del retrato anterior

Leonor está enterrada en la basílica florentina de San Lorenzo y los retratos adjuntos se conservan en distintas pinacotecas. El que se muestra con detalles está en la National Gallery.

Imagen de cabecera: Leonor Álvarez de Toledo con su hijo Juan hacia 1544, obra de Bronzino conservada en los Ufizzi de Florencia (Wikimedia Commons)


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