Carta a Felipe II de un espía español prisionero de los otomanos (1560)

 


Miguel de Herrera fue un veterano agente imperial enviado por Carlos V a Transilvania en el contexto de la conflictiva y compleja sucesión del reino de Hungría entre los Zapolya y los Habsburgo. Allí entabló amistad con un culto renegado polaco, un dragomán o lengua mayor (intérprete) que se convirtió en su contacto.

Sin embargo, durante una visita a Constantinopla, el agente imperial húngaro le denunció ante las autoridades otomanas (al parecer pagado por Francia) y Herrera dio con sus huesos en la cárcel de Pera, cerca de la capital. Desde ésta, envió en 1560 una carta a Felipe II quejándose de que tras la muerte del emperador se habían olvidado de él (Carlos V falleció dos años antes), por lo que le solicita ayuda ofreciéndole al rey sus servicios como espía y rescatador de cautivos, que podían ser necesarios ante la cantidad de presos españoles e italianos llevados a la ciudad tras el desastre sufrido en la isla tunecina de Los Gelves o Yerba. Incluso explica las, a su juicio, causas de aquella derrota: 

"Por donde visto Durgut larmada de V.Magta. mandó las dos galeras i con lengua que tomó a demandar socorro del Gran Turco, con breuedad todo lo suio era perdido por done a quatro de abril se perdió dixa armada turguesqua; i fizo el desastre i sierto sería menester lorase la penite[n]tia con el desastre por mar i por tiera, sucedido por no querer tomar las dos galeras; i si las tomaran auria[n] tiempo de acabar el fuerte i se tornar en Mesina. I el turco no osara pasar i no sucediere lo perdido".

 


Aduce para su propuesta que todavía dispone de buenos enlaces allí, lo que le proporciona la posibilidad de ser canjeado por un prisionero turco llamado Salim, apresado por las galeras de España en el entorno de Orán, que en ese momento está en la galera Patrona de Nápoles y a cuyos parientes conoce: 

"... i por qua[n]to el viatgie de Orán tomaron las galeras espania de V.Magta. un turco lamandose Sali[n] i es desta tierra i sus parientes me an prometido sienpre escreuira dicho turco que está sobre la patrona me acordar la liberdat, soplico a V.Magta. mande al eneral de las dixas galeras busche dixo turco si bibo fuere i lo dexe en Niapoles al duche dalcala con mandado lo guarde i me lo faga a saber, ho en Sisilia donde donde (sic) megior paresera, i yo todos los días de mi vida rogaré como soi obligado a Dios por la vida de V.Magta. lo posp[r]ere".
También dice seguir contando con la amistad del polaco (que mantiene su oferta de pasar información si obtiene dinero a cambio porque, puntualiza Herrera, "estos por uirtu no azen nada se no por premio") y con el cabo maestro de las atarazanas de Constantinopla, un gregüesquo (griego) llamado Benito Manoli que suele proporcionarle datos sobre la armada otomana y del que recomienda que se le ponga a sueldo: "...i pues queda donde puede seruir a V. M. se le debría dar algún entretenimie[n]to secreto, i yo se la daría como de primero le dava".


Por otra parte, advierte de la actividad de espías turcos en Italia, señalando especialmente a un genovés llamado Antoniaso y a un patrón de galera, Felipe Carinto; también asegura que los hay en otros sitios, refiriéndose a Estéfano Gateluso, un dominico de la isla griega de Quíos que huyó de la acusación de hereje que le hizo el papa Paulo IV y que ahora, pese a ser nombrado obispo de Milo por el nuevo pontífice Pío IV, trabaja para franceses y otomanos. 

Para redondear sus servicios y demostrar su utilidad, Herrera facilita a Felipe II información reciente: el envío al Mar Negro de refuerzos (una flota que lleva tres mil jenízaros) para la protección de Cafa: 

"Por el mar Negro an entrado los roxos; dize se pasan de 80 mil ombres an gan[a]das dos tieras i se laman Roxete i la Tuna; con baten con los tártaros i caminan la vuelta de Quafa; mandan con diligentia diez galeras i sinco galeotas gruesas, van cargadas de geniseros por guardar Cafa; el número de los geniseros son tres mil".

 


Asimismo informa de la huida de una galera turca de un hombre acaudalado, a causa de una sublevación de sus esclavos cristianos: 

"Una galera forsada de cristianos ses alsada a los 15 de hebrero i leuan el capitán b ibo i lamase Agi Masot; es richisimo i pasa de doszientos i sincue[n]ta mil ducados su azienda, i es el maior azedor tiene el ierno del Gran Turco i dio consegio no deiase resgatar a ninguno, i por mi bi bir me faze dar medio ducado el mil, V.Magta no consiente se resgate i perdiendo la esperansa escribirá se resgate quada uno como pudiere, iendo en saluame[n]to como asta ora pensamos es en Mesina".
Finalmente, se despide recordando su profesionalidad y subrayando que puede conseguir que “no que de un esclavo en Turchia sin costa (o sea, sin gasto) de V.Magta”.

Este impagable documento se conserva en el Archivo General de Simancas y en este enlace se puede leer la transcripción completa: Archivo de la Frontera.


Comentarios

  1. Si estaba preso en Turquía, ¿Cómo envió la carta? ¿No la interceptaron los tucos?

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    1. Ya viste que tenía algunos contactos allí, como el intérprete polaco converso o el encargado de las atarazanas, entre otros. De todos modos, las prisiones de la Edad Moderna eran muy diferentes a las que hubo después; se trataba de recintos amplios y abiertos, por los que los presos se movían con cierta libertad y una vigilancia muy básica.

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