Las Guardas de Castilla

El de las Guardas de Castilla, también llamadas Guardias Viejas, era un cuerpo creado en 1493 de forma oficial por los Reyes Católicos, en sustitución de las antiguas unidades de Guardas Reales y a imitación de la Gendarmería francesa (y para oponérsela, en caso necesario), con el objetivo de disponer de tropas permanentes dependientes directamente de la Corona y complementar a la dispersa Santa Hermandad. Cabe reseñar, eso sí, que en el primer cuarto del siglo XV ya había tres capitanías más o menos fijas, con el mismo nombre y cerca de un millar de lanzas.

El cuerpo se componía inicialmente de veinticinco capitanías o compañías compuestas por un capitán, un teniente y un alférez, a los que había que añadir sus mandos: un capitán general, un alcaide, un contador general, un alguacil y un escribano. Cada capitanía tenía un centenar de efectivos (ochenta hombres de lanza y veinte lanzas jineta) más los auxiliares, sumando en total dos mil seiscientos hombres de armas, entre lanzas (cada una representaba a un individuo, frente a la lance fournie o lanza francesa, que podía equivaler hasta seis) y lanzas jineta.

Ordenanzas para la gente de guerra dictadas por los Reyes Católicos en 1493 (Archivo General de Simancas)
 
Como se puede ver, la mayoría de los jinetes eran de caballería pesada, aunque también había una pequeña proporción de jinetes ligeros que cabalgaban a la jineta (con las rodillas altas y sin usar la lanza en ristre), denotando todavía la pervivencia de la influencia medieval. Dos décadas más tarde esa proporción tendió a invertirse. Todos debían ostentar las armas del reino en sus monturas (de las que cada caballero tenía dos, una de monta ordinaria y otra de combate), algo que refrendarían las posteriores Ordenanzas de 1503.
 
En 1525 se dejaron sólo cuarenta soldados por compañía salvo en el cuerpo de continos (hombres de armas, que en la documentación aparecen reseñados como "continos de las guardas reales"), protagonista cuatro años antes de la batalla de Noáin, en la que se impuso a los gendarmes franceses. Dicho cuerpo estaba vinculado a la familia De Luna y siguió teniendo cien integrantes ("cien continos hijosdalgo de las guardas de Castilla", denominación que además subraya el origen hidalgo de sus miembros). En 1551 fue destinado a palacio como escolta real, dependiendo del mayordomo mayor y siendo definido por Carlos V como guardia "de los cien continos hombres de armas"
 
Hombre de armas de la Guarda Vieja de Castilla (Antonio Manzano Lahoz )

 
Poco a poco también se fueron introduciendo otras novedades en las Guardas de Castilla, caso de los espingarderos montados -que en el último cuarto del siglo XVI pasaron a ser arcabuceros a caballo- y una variación de número, tendente a la reducción por el enorme coste que suponía. Aún así, hasta el reinado de Felipe II se mantuvo cierta estabilidad, variando ligeramente en función de las circunstancias; por ejemplo, en 1502 se aumentó el número de capitanías a treinta y siete, al haberse suprimido la Santa Hermandad tres años antes. 
 
Escopetero a caballo y hombre de armas; ilustración del conde de Clonard (Caballipedia)
 
Pero todo ello sin alterar el carácter de esta fuerza, que autores como René Quatrefages o Enrique Martínez Ruiz consideran el primer ejército permanente de la monarquía hasta el siglo XVII -frente a la costumbre medieval de organizar ejércitos temporales-, por la influencia que ejerció el afianzamiento del poder real y el consecuente nacimiento de los estados modernos. 
 
Y es que la función originaria y principal de las Guardas de Castilla era la defensa de las fronteras peninsulares y por eso, tras estrenarse en la conquista de Navarra, colaboraron en sofocar la primera rebelión de los moriscos y la insurrección de Cataluña. Pero en la práctica, decíamos, constituyeron una parte del ejército de la Monarquía Hispánica junto a los Tercios y participaron también en campañas exteriores, como las dos del Gran Capitán en Italia, la toma de Orán por el cardenal Cisneros, la batalla de Bicoca o la ocupación de Portugal en 1580, durante la crisis sucesoria que dio el trono a Felipe II. 
 
Los continos de Carlos V (José Ferre-Clauzel)
 
Las Guardas se distribuían fundamentalmente por tres zonas, con el grueso en Castilla la Vieja, seguida de Andalucía y el Rosellón, aunque se destinaron dos unidades completas a la Alhambra (con caballeros moriscos conversos) para controlar el Reino de Granada y defenderlo de ataques berberiscos. También había dos guarniciones fijas en Almería y Adra; el resto eran itinerantes, según se necesitasen. Asimismo, en el Rosellón y Granada se acantonaron fuerzas de infantería y, al respecto, cabe reseñar que el término peón aparece en las fuentes por primera vez asociado a este cuerpo.
 
Los reinos peninsulares en el siglo XV, antes de la conquista de Granada (Milenioscuro en Wikimedia Commons)
 
En 1525, tras el triunfo imperial en Pavía y con el antecedente de las victorias en Italia que demostraban la creciente importancia de la infantería, Carlos V reorganizó las Guardas con una nueva ordenanza que suponía reducir el cuarenta y cinco por ciento de los hombres de armas y el cuarenta por ciento de los jinetes, si bien el factor decisivo para ello fue la mala situación económica. En 1536, con la creación de los Tercios por la llamada Ordenanza de Génova, el ejército hispánico quedaba estructurado en esas dos dimensiones, cada una con sus características y objetivos, a la par que combinando el espíritu medival de caballería con el moderno de infantería. 
 
Las Guardas de Castilla se disolvieron en 1704 (los continos en 1618), con las reformas borbónicas, al haber quedado ya obsoletas a lo largo del siglo anterior. Esa decadencia quedó especialmente patente durante el reinado de Felipe IV,  pese a un fallido intento del conde-duque de Olivares por reformarlas dotándolas de armas de fuego en vez de la lanza -no había dinero para financiar los cambios ni para pagar a los integrantes-. Su pobre actuación en los dos grandes episodios nacionales del momento, las rebeliones de Cataluña y Portugal, donde se dedicaron al saqueo más que al combate, determinó su destino.
 
Ordenanzas de 1503
 
El documento que vemos en la imagen anterior, conservado en el Archivo General de Simancas, corresponde a las ordenanzas promulgadas por los Reyes Católicos el 26 de septiembre de 1503 para poner solución a los múltiples y algo caoticos reglamentos existentes hasta entonces: "... aviendo mucha falta e deshorden asy en la governaçión de los dichos nuestros capitanes e gente como en la paga de las dichas nuestras guardas, e por remediar lo susodicho mandamos a los nuestros contadores mayores que juntasen las dichas nuestras hordenanças que asy estavan proveydas hasta aquí..." 
 
Al igual que las primeras de 1493, dictadas también por los Reyes Católicos y cuya imagen vimos más arriba, las ordenanzas de 1503 no estaban dirigidas exclusivamente a las Guardas de Castilla sino que tenían carácter general "para la gente de guerra", aunque allí figuraba por primera vez la nueva singularidad de contar con tropas reguladas y pagadas directamente por la corona para disponer de ellas cuando y donde fuera menester.
 
Ordenanzas de 1551
 
En 1551, el mismo año en que se fundaban las primeras universidades de América (México y Perú) y fallecía el rey francés Enrique III, el emperador Carlos V emitió las terceras ordenanzas de las Guardas (las de la última imagen), que establecían las condiciones de funcionamiento, dirección y paga; de ellas se deduce, por cierto, que el régimen no era muy estricto en tiempos de paz. 
 
 
BIBLIOGRAFÍA:
-GARCÍA HERNÁN, Enrique: Guerra y MAFFI, Davide (eds): Guerra y sociedad en la Monarquía Hispánica. Política, estrategia y cultura en la Europa moderna (1500-1700).
-MANZANO LAHOZ, Antonio: El militar viste como quiere (1500-1674).
-MARTÍNEZ RUIZ, Enrique y PI CORRALES, Magdalena: Las Guardas de Castilla, primer ejército permanente español. 
-MARTÍNEZ RUIZ, Enrique: Los soldados del Rey. Los ejércitos de la Monarquía Hispánica (1480-1700).
-MARTÍNEZ RUIZ, Enrique: Diccionario de Historia moderna de España.
-QUATREFAGES, René: La revolución militar moderna. El crisol español.
-MOLINA FERNÁNDEZ, Juan: Las Guardas de Castilla, el primer ejército de España (en Bellumartis. Historia Militar).

Imagen 1: Arquero y poertaestandarte real de las Guardas de Castilla en tiempos de Carlos V y los Reyes Católicos respectivamente; ilustración del conde de Clonard (Wikimedia Commons).

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