Licencia para leer libros prohibidos (1784)

 


Esta licencia, expedida en 1784 por el Consejo del Rey Carlos III, autoriza al ilustrado Juan Francisco Arias de Saavedra y Sangronis, intendente del ejército y de la provincia de Caracas, en el Reino de Cartagena de Indias, a leer la famosa Enciclopedia de los ilustrados franceses Diderot y D'Alembert, así como otras obras sobre botánica, comercio, artes y marina.

Eso sí, exceptúa "las de Pedro Suabe, Nicolás Machiabelo y otras que tratan exprofeso contra nuestra Sagrada Religión, y de obscenidades; teniendolas con la debida reserva y custodia para que no pueda leerlas otra persona y con la calidad de manifestar esta licencia, antes de usarlas, en el tribunal de Inquisición de Cartagena de Yndias".
 
Portada de una edición de 1711 del Índice de Libros Prohibidos (Wikimedia Commons)
 
Maquiavelo había cuestionado algunos postulados de la Contrarreforma, lo que llevó a considerársele peligroso y subversivo, especialmente su obra maestra, El príncipe. Por su parte, Pedro Suabe (o Suave) escribió una Historia del Concilio de Trento que no gustó a la Iglesia, razón por la cual fue incorporada al Index Librorum Prohibitorum (Índice de Libros Prohibidos).
 
El sevillano Francisco de Saavedra y Sangronís, como se suele abreviar su nombre, nacido en 1746, había sido teólogo y doctor en Buenas Letras antes de decantarse por la carrera militar, participar en el sitio de Argel, ser nombrado comisionado en La Habana y colaborar con Bernardo de Gálvez en la toma de Pensacola, así como coordinar a las tropas españolas en la Guerra de la Independencia norteamericana. Luego pasó a Venezuela y posteriormente ejercería las secretarías de Hacienda y Estado.
 
Francisco de Saavedra retratado por Goya en 1798 (Wikimedia Commons)
 
En 1799 enfermó y tuvo que retirarse, pero durante el levantamiento contra los franceses presidió la Junta Suprema Central de España e Indias y declaró la guerra a Napoleón. En 1809 volvió a ser secretario de Estado y después integró el Consejo de Regencia. A partir de 1817 se retiró de la política para dedicarse a la beneficiencia, falleciendo dos años más tarde.
 
Volviendo a la licencia, conservada en el Archivo General de Andalucía, para conceder la lectura confía en la "prudencia y Christiandad" de don Francisco y añade que, en caso de fallecimiento, el documento ha de devolverse "al Tribunal del Santo Oficio o su Ministro más inmediato". Es decir, la autorización era para él en exclusiva y no se quería correr el riesgo de que acabase en otras manos.
 
El mismo personaje en el siglo XIX, por un autor anónimo (Wikimedia Commons)
 
Aún no había estallado la Revolución Francesa, que por miedo al contagio de ideas llevó al gobierno de Floridablanca (ya reinando Carlos IV) a cerrar definitivamente las fronteras a la bibliografía extranjera y frenar la Ilustración española, provocando la caída en desgracia de Jovellanos, Campomanes y Cabarrús (el primero de los cuales, sin embargo, era buen amigo de Saavedra).
 
El documento pertenece al fondo Arias de Saavedra, que se conserva en el AGA (Archivo General de Andalucía).

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