Vizcaínos en la Guerra de Granada (1484)

 


Mediante esta real provisión, los Reyes Católicos ordenan que se reúnan setecientos peones, doscientos ballesteros y medio millar de lanceros en el señorío de Vizcaya, Las Encartaciones, Orduña y Balmaseda, y que el 15 de marzo se junten con el rey Fernando en Córdoba para el ataque al Reino de Granada, gobernado por la dinastía nazarí.
 
En la guerra civil castellana que enfrentó a Isabel y a Juana la Beltraneja, Vizcaya había tomado parte a favor de la primera, algo que ella agradeció colmando de mercedes regias a sus autoridades. Con el estallido de la contienda granadina en 1482 se recordaron los buenos servicios de los vizcaínos, usándose desde el principio tropas de esa procedencia; de ellas, destacaron las acciones protagonizadas por algunos nombres propios, como Ochoa de Salazar o Pedro de Avendaño.
 
En 1484, al contino (oficial real) Pedro de Barnuevo se le comisionó reclutar en ese señorío cuatrocientos ballesteros y trescientos lanceros. En octubre hubo una segunda tanda, que es a la que corresponde el documento adjunto, conservado en el Archivo de la Real Chancillería de Granada. Aún habría otros reclutamientos, sin contar el aprestamiento de fuerzas navales (en aquella época no había aún una armada fija).
 
La real provisión dice así: 
«Don Fernando y doña Ysabel, […] a los conçejos, corregidor, alcaldes, alguasiles, prebostes, merinos, regidores, caualleros, escuderos, ofiçiales e omes buenos de todas las villas e logares del nuestro condado e señorío de Viscaya, asy de las villas como de la tierra llana della como de todos los valles e solares del dicho condado, e las Encartaçiones, e con la çibdad de Orduña e villa de Valmaseda, e a los caualleros e otras qualesquier personas del dicho condado de qualquier estado e condiçión que sean e a cada vno e qualquier de vos […] salud e gracia. 
 
Sepades como mediante nuestro Señor, en prosecuçión de la guerra que tenemos cometida contra el rey e moros de Granada, enemigo de nuestra santa fee católica, yo el rey tengo acordado de entrar en persona poderosamente en el dicho Reyno de Granada para quinse dias del mes de março primero que viene, a les faser la guerra e todo mal e daño por todas las maneras que se les pueda faser. Para lo qual avemos mandado aperçebir e repartir demás de las gentes de nuestras guardas e de la Hermandad, e de los caualleros e continos de nuestra casa, e muchas gentes de cauallo e de pie por las çibdades e villas e logares de nuestros reynos e señoríos, para que toda la dicha gente sea junta en la çibdad de Córdoua para lo dichos quinse dias del dicho mes de março, donde plaziendo a Dios nos seremos para el dicho término […], de la qual dicha gente cabe a ese dicho nuestro condado e señorio del Viscaya con las dichas Encartaçiones e con las dichas villas de Orduña e Valmaseda, seteçientos peones, los dozientos vallesteros e los quinientos lançeros, e para los repartir juntamente con vos el dicho nuestro corregidor o con vuestro logarteniente en defeto vuestro […]
Yo el rey, yo la reyna».

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