Agnes Waterhouse, la primera bruja ejecutada en Inglaterra


 
Según dicen los expertos, los gatos tienen una esperanza de vida media de doce a quince años. Alguno puede sobrepasar esa marca y alcanzar un récord, como uno que se sabe que llegó a cumplir treinta y seis,  pero no es lo normal; mucho menos si viven en libertad o les tocó una época más difícil que la nuestra, que es prácticamente cualquiera. Estas disquisiciones vienen a propósito de un felino que ha pasado a la historia no sólo a causa de la inusitada cantidad de años que habría acumulado sino también por haber sido el causante involuntario de la primera ejecución por brujería en Inglaterra: la que sufrió Agnes Waterhouse en 1566.

El animal en cuestión había llegado a manos de Agnes desde su propietaria anterior, Elizabeth Francis, que a su vez lo recibió de su abuela Eue cuando era una niña de doce años. Comoquiera que ésta lo tuvo en su poder quince o dieciséis años antes de traspasarlo y que después todavía duró lo suficiente como para incitar a su nueva dueña a las correrías diabólicas que veremos, hay que deducir que estamos ante uno de esos casos de extraordinaria longevidad felina; teniendo en cuenta que ocurrió en el siglo XVI, más mérito aún. 
 
Ubicación de Chelmsford en el condado inglés de Essex ( Wikimedia Commons )
 
El lugar de los hechos fue Chelmsford, una localidad del oeste inglés que adquiriría negra fama un siglo más tarde por ser donde encarcelaba a sus víctimas el famoso Matthew Hopkins, autonombrado witchfinder general , es decir, cazador de brujas oficial (aunque esa oficialidad sólo podía concederla el Parlamento y a él nunca se la dio). Los cálculos apuntan a que Hopkins y su socio, John Stearn, fueron responsables del ahorcamiento de tres centenares de brujas entre 1644 y 1646 -más que en los cien años anteriores-, pero la primera mancha sobre Chelmsford cayó bastante antes de su etapa. 
 
Por supuesto, los datos son todo lo fia bles que pueden ser procediendo de un panfleto titul a do The Examination and confession of certaine wytches at Chensforde in the countie of Essex. Lo imprimió William Powell y lo escribió un tal John Phillips, recogiendo el desarrollo del juicio celebrado sólo un mes antes contra tres mujeres acusadas de brujería y los respectivos testimonios que dejaron en los interrogatorios. 
 
El primero corrió a cargo de Elizabeth Francis, natural de la pequeña villa de Hatfield Peverel, que confesó haber  sido iniciada en la brujería por su abuela durante la infancia, siendo el gato la encarnación de un espíritu familiar. Éste, según el folklore, era un ser demoníaco dotado de poderes mágicos que adoptaba forma animal y se ponía al servicio de brujas; en el proceso de Salem, por ejemplo, se citaron varios casos, entre ellos un pájaro, un cerdo, un perro negro y dos gatos, uno negro también pero otro rojo. 
 
Dos brujas muestran sus espíritus familiares a Matthew Hopkins ( Wikimedia Commons )
 
En Chelmsford, el gato tenía un nombre muy apropiado, que aparece transcrito indistintamente como: Sathan o Satan, de evidente traducción. Satán, por decirlo en español, hablaba con su dueña -tenía la voz hueca- y acordó con ella concederle lo que quisiera al módico precio de una gota de sangre. Elizabeth explicó que gracias al pacto asesinó a varias personas, incluyendo a un acaudalado vecino llamado Andrew Byles, que la había dejado embarazada y se negaba a casarse (terminó abortando mediante una pócimas que le recetó Satán, que siendo un gato algo sabría de hierbas). También robó una oveja, lo que en aquellos tiempos era casi igual de grave.
 
Finalmente, Elizabeth encontró un marido, Francis, y tuvieron una hija. Pero el matrimonio no resultó tan feliz como esperaba y el animal la ayudó a provocarle una cojera a su cónyuge, así como a matar al bebé cuando éste apenas había cumplido seis meses. Cabe imaginar el estupor que reflejarían los rostros de los interrogadores, entre los que figuraban dos importantes personalidades: el diputado  Sir John Fortescue, descendiente de los Bolena y primo de la reina Isabel I, que luego llegaría a ser canciller del Tesoro, y el reverendo Thomas Cole, archidiácono de Essex. Por supuesto, Elizabeth fue declarada culpable pero recibió una condena menor -trece años de prisión- porque para evitar la pena de muerte le sugirieron que delatase a sus posibles cómplices. Y, en efecto, ella acusó entonces a Agnes Waterhouse. 
 
Imagen: Belinda Cave en Pixabay
 
Según dijo, se la encontró cuando venía del horno y como estaba cansada de década y media de hechicería, le regaló a Satán a cambio de algo tan mundano como una tarta; cabe pensar que debía ser exquisita, ya que también le enseñó los secretos de la magia negra; acaso se había hartado de pincharse para que el felino le chupase gotas de sangre con su legua rasposa. La nueva dueña era una anciana muy pobre de sesenta y cuatro años, razón por la que se la conocía como Mother Agnes. Fue detenida e interrogada, en este caso con la incorporación a las sesiones de otros dos personajes aún más importantes que los anteriores, ya que la cosa iba agravándose: el primero era Sir Gilbert Gerard, otro miembro del Parlamento que además ejercía los cargos de fiscal general de Su Majestad y juez de paz; el segundo, John Souhcote, también diputado y juez. 
 
La declaración de Agnes resultó tan sorprendente como la otra: al igual que Elizabeth, firmó con el gato el mismo pacto sangriento, tras el cual probó primero a matar los tres cerdos pertenecientes al padre Kersey. El buen resultado la animó a seguir con los animales domésticos de vecinos con los que había mantenido discusiones: la vaca de la viuda Gooday, los pollos de uno, los gansos de otro... No siempre tuvo éxito: entre los fallos figuraba un sastre apellidado Wardol que era tan devoto que los intentos de Satán por fastidiarle resultaron baldíos. Eso sí, negó siempre que hubiera quitado la vida de ningún ser humano y que tuviese responsabilidad alguna en la enfermedad que acabó con otro vecino, William Fyne, en noviembre de 1565 e incluso en el óbito de su marido. 
 
 
Pasquín de la época contando la historia de Agnes Waterhouse
 
Entonces intervino en el proceso una inesperada testigo.  También se llamaba Agnes pero de apellido Brown y era una de las vecinas damnificadas. Según su relato, Joan Waterhouse, hija de la anterior, de dieciocho años, aprovechó una ausencia de su madre para promete rle su alma a Satán si la ayudaba contra ella. Para entonces, el demonio ya no era un gato -debió agotar ya sus siete vidas a esas alturas-, sino que su dueña lo había transformado en sapo, para poder aprovechar la lana con la que tapizaba su cesta, tal era el grado de pobreza en que vivían las Waterhouse. 
 
¿Por qué razón acudió Joan al maligno? Porque estaba enfadada con Agnes Brown debido a que ésta había rechazado darle un poco de pan y queso que la otra le pidió. El sapo mutó una vez más para pasar a ser un enorme perro negro, aunque con cuernos y faz simiesca, que llevaba al cuello una cadena con un cencerro de plata. Con su nueva apariencia, Satán se presentó en casa pidiéndole mantequilla pero ella se negó a abrir y el demonio abrió por sí mismo la puerta de la lechera para llevarse el producto. Luego regresó cuchillo en mano (por lo visto tenía, pese a su condición canina), amenazándola; cuando ella le preguntó la causa, él giró la cabeza hacia la casa de Joan Waterhouse.  
 
Otra página del pasquín
 
En el proceso salió a la luz que Satán  no prohibía a Agnes Waterhouse rezar sino sólo hacerlo en inglés, por lo que tenía que recurrir al latín. Puede parecer algo baladí pero esa lengua había sido rechazada por la religión anglicana para el culto y únicamente pervivía en el ámbito del catolicismo, como acababa de defender el Concilio de Trento. ¿Intervino ese factor en el fatal destino de aquella mujer? Digo fatal porque, a pesar de lo estrambótico que actualmente resulta todo esto, Agnes terminó ahorcada el 29 de julio de 1566, dos días después de terminar el juicio. Tuvo tiempo de manifestar su arrepentimiento en los últimos instantes y puede que eso salvara a su hija, a la que se declaró no culpable atendiendo sus aseveraciones de que nunca había usado el gato -ni el sapo- para actos sobrenaturales. 
 
Lo malo fue que el testimonio de ésta corroboraba la existencia del maléfico -y longevo- gato, lo que supuso el golpe de gracia para la madre. Al juntarlo con el de Agnes Brown, hubo un daño colateral inesperado: Elizabeth Francis, cuyo caso se revisó al terminar su condena trece años más tarde, ordenándose su muerte. La Witchcraft Act aprobada en 1562 era un poco más laxa que su predecesora, la Act Against Conjurations, Enchanments and Witchcrafts , mas, no tanto como para perdonar a una bruja reconocida. Irónicamente, un nuevo panfleto de los muchos que se editaron sobre el tema, éste en concreto de 1579, demostraba  que las dos mujeres ajusticiadas eran hermanas; ¿se llevarían mal y por eso Elizabeth implicó a Agnes?
 
La penitencia de Eleanor, duquesa de Gloucester (Edwin Austin Abbey)
 
Es improbable que Agnes Waterhouse fuese la primera bruja ejecutada en Inglaterra, como suele decirse y, de hecho, el juicio más antiguo registrado fue en 1441: el de Eleanor Cobham, duquesa de Gloucester, por contratar al mago Roger Bolinbroke y a la hechicera Margery Jourdemayne para asesinar al rey Enrique VI, aunque los culpables no fueron condenados por brujos sino por delito de lesa majestad. Pero el de Agnes sí se trató del primer caso de bruja ajusticiada debidamente documentado y, sobre todo, en tener lo que en la actualidad denominaríamos repercusión mediática.

BIBLIOGRAFÍA:

-PHILLIPS, John: The Examination and confession of certaine wytches at Chensforde in the countie of Essex : before the Quenes Maiesties judges, the xxvi daye of July, anno 1566, at the assise holden there as then, and one of them put to death for the same offence, as their examination declareth more at large. (adaptación al inglés actual de Frank Luttner).
-GUILLEY, Rosemary Ellen: The encyclopedia of witches, witchcraft & wicca.
-LEVACK, Brian P: The Oxford handbook of witchcraft in Early Modern Europe and Colonial America.
-KORS, Alan Charles, y PETERS, Edward (eds): Wichtcraft in Europe, 400-1700 .
-Wikipedia.

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