La ayuda española a Irlanda en la Guerra de los Nueve Años


En 1597 un puñado de barcos españoles llegó al puerto de Killybegs, en el condado irlandés de Donegal, el mismo donde casi una década antes había fondeado para someterse a reparaciones de urgencia la galeaza La Girona, capitaneada por Hugo de Moncada, y donde naufragaron otras dos naves durante el penoso retorno a España de la Armada Invencible, tras el fracaso de lo que se conocía como Empresa de Inglaterra.

Hugh O'Neill
En esos momentos, Irlanda estaba en llamas, inmersa en la Guerra de los Nueve Años que la enfrentaba a la Inglaterra isabelina (no confundir con la que librarían Francia y la Liga de Augsburgo entre 1688 y 1697). En 1595, sus líderes, Hugh O'Neill y Hugh Roe O'Donnell, se pusieron en contacto con Felipe II para solicitarle ayuda militar y ofrecerle a cambio la corona irlandesa. El rey español rechazó la oferta pero sí se comprometió a proporcionar armas y pólvora, gracias a las cuales los rebeldes derrotaron a un pequeño ejército enemigo en la batalla de Clontibret. 

Ante ese éxito, más el hecho de que los irlandeses parecían unidos por fin contra el enemigo común y que Escocia también aportó auxilio, Felipe II decidió intervenir directamente. Había dejado atrás el fracaso cosechado en 1588 y, por contra, tenía en mente el éxito de la modesta incursión por Cornualles de Juan del Águila en 1595. El caso es que en 1597 envió una nueva flota similar a la otra, ciento sesenta naves, en la que embarcó a un veterano ejército. La meteorología volvió a jugársela y únicamente siete llegarían a desembarcar en Falmouth con sus cuatrocientos soldados... que reembarcaron al no llegar el resto ni encontrar un enemigo al que combatir.

Pero entre los irlandeses sentó mal aquella promesa incumplida, así que cuando anclaron en Killybegs unos pocos barcos hispanos, con regalos pero sin las tropas esperadas, O'Donnell acusó a España de no ser más que "una nación mentirosa" que les había engañado "enviando un poco de polvo".

El condado irlandés de Donegal. Killybegs está en la bahía homónima, al sur (Kanchelskis en Wikimedia Commons)

Al año siguiente alcanzaron un acuerdo de paz con Isabel I que incluía el perdón para los cabecillas de la rebelión. Pero apenas dos meses más tarde se reanudaban las hostilidades y los ingleses volvieron a ser derrotados en Yellow Ford. Eso les llevó a tomarse las cosas en serio y mandar un potente ejército que pacificó el país en 1599 al lograr una tregua. La reina no quedó contenta con la generosidad de las condiciones pactada por su general, lo ejecutó por traición y emprendió una nueva campaña. 

A través de un jesuita llamado James Archer, los irlandeses contactaron otra vez con España, donde ya reinaba Felipe III, quien en 1601 organizó una nueva armada de treinta naves que, ahora sí, tenía como destino el puerto de Cork, cabeza de puente para la prevista invasión. Al frente repetía Juan del Águila. Y de nuevo una galerna dispersó los barcos, que tuvieron que recalar apuradamente en Kinsale. 

Asedio y batalla de Kinsale (Wikimedia Commons)

Sin suministros y con sólo tres mil hombres, Juan del Águila se apoderó de cinco localidades pero únicamente recibió unos pocos refuerzos locales, con los que tuvo que atrincherarse en dos fortines en espera de la llegada del resto. Eso nunca se produjo debido al mal tiempo y un ejército inglés que les triplicaba en número terminó por imponerse. Mientras los irlandeses escapaban, el español acordó con los vencedores entregar las localidades en su poder a cambio de poder reembarcar hacia su país... donde, cuando llegó, fue convocado a un consejo de guerra por capitular; falleció antes de que empezase. 

En 1605, el Tratado de Londres traería la paz entre España e Inglaterra. Jacobo I, que también había sucedido a la fallecida Isabel I, se mostró generoso con los irlandeses, indultando a sus jefes y restituyéndoles sus propiedades a cambio de jurar fidelidad a la corona. Sin embargo, dos años más tarde O'Neill y O'Donnell viajaron por el continente en busca de nuevos aliados para otra rebelión e Inglaterra cambió de estrategia, trasladando colonos a tierras irlandesas en lo que se conoce como Colonización del Ulster, fruto del cual es el núcleo unionista y protestante actual.
 
Carta de Hugh O'Donnell a Felipe III, enviada desde La Coruña (donde estaba exiliado junto con otros irlandeses) el 28 de febrero de 1602, solicitándole nueva ayuda militar a cambio de vasallaje. En septiembre, O'Donnell se desplazó a Valladolid para entrevistarse con el rey pero falleció por el camino. El documento se conserva en el Archivo General de Simancas y puede consultarse en PARES

 

Imagen de cabecera: Piquero del Tercio de Juan del Águila, por Gerry Embleton (The Spanish Tercios, 1536-1704)

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