El fraile poseído por Luzbel que quería la corona para el archiduque Carlos de Austria


En víspera de Navidad, a principios del siglo XVIII, el inquisidor de la ciudad de Murcia Jacinto Arana es avisado de que "un caballero avia ido a avisarle y le avia dado cuenta de que una persona de gran credito de virtud y que se avia rebelado el interior de otra y avia tenido rebelacion de Dios de que el Archiduque avia de reinar en España , que esta era la voluntad de Dios, que se lo avia dicho asi"


El individuo en cuestión es un franciscano y todo ocurre en el contexto de la Guerra de Sucesión por el trono español. El inquisidor, considerando que se trata de una posesión, visita al fraile en su convento de Santa Ana de Jumilla a las diez de la mañana del día siguiente: "Y haviendo empezado el a contar su rebelacion, empezé los conjuros secretamente aunque vocales"Arana le exige que se ponga de rodillas y le diga que diablos le han entrado dentro, dándose cuenta de que enaltece al archiduque Carlos, el candidato Habsburgo al trono vacante (frente al Borbón Felipe), que como Carlos III reclama su derecho: "por medio de los hereges" y, añade, "biene a enpozoñar la pureza de la religion que tanto florece en España y asi tirar de su parte a acabar con la Yglesia Catholica".

El archiduque Carlos de Habsburgo retratado por un artista anónimo

Luego explica que para el exorcizado "todo es viva Carlos tercero; Carlos tercero ha de ser Rey y conjurandole yo esta tarde y diziendole viva Dios, viva la fe y viva Philipe quinto exclamo viva Carlos tercero". Sin embargo, Arana considera que "es irresponsable", aunque, puntualiza que "se ha hecho manifiesto el odio que tiene el Infierno contra el Rey de Francia, que es oy el Angel de la guarda de la fe y de la Yglesia Catholica como nuestro Phelipe".

Proclamación de Felipe V como rey de España en el Palacio de Versalles (François Pascal Simon Gérard)

El exorcista empieza a actuar: "Mande al demonio se manifestare y fueron tales las demostraciones exteriores en que prorrumpio que ninguno de quantos alli estabamos pudo dudar de que estaba endemoniado, fue singular la admiracion de todos y fue creciendo al paso que se fueron llamando los sugetos a quienes en secreto avia dicho la rebelacion"

La caída de Luzbel (Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina)

En un momento dado, se descubre la identidad del culpable: "Porque este demonio ha confesado que es Luzbel" (el ángel caído). Al final, dice Arana, "se han impedido los grabissimos daños que ubiera hecho este hombre con el credito que tenia de Santo", evitando una posible sublevación en el "Reyno de Valencia, a cuyas provincias pertenece el combento de Santa Anna de Jumilla que era el suyo".

El documento, redactado en Murcia el 31 de diciembre de 1714, se conserva en el Archivo Histórico Nacional.

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