La Ilíada de Topkapi
La
antigua Troya estaba en la costa mediterránea de Anatolia,
territorio que hoy pertenece a la provincia turca de Çanakkale,
junto al célebre Estrecho de los Dardanelos, por lo que no ha de extrañar
que la obra de Homero levante cierto interés en ese país y se considere parte de su historia en el ámbito cultural.
Prueba de ello es la
conservación de este ejemplar de La Ilíada en la biblioteca que el
sultán Mehmed II Fatih fundó en el Palacio de Topkapi, Estambul, cuya
construcción había iniciado en 1459. Aunque este personaje ha pasado a la posteridad por haber sido el que determinara el paso del Medievo al Renacimiento con la conquista de Constantinopla en 1453, comparable a sus conquistas fue el esplendor cultural de su reinado. En ese sentido, La Ilíada fue uno de los libros elegidos para engrosar la colección porque, entre otras razones, se daba la circunstancia
de que Mehmed dominaba lo suficiente la lengua griega como para
leerla sin necesidad de traductor.
Su hijo Bayezid II, que gobernó desde 1481 hasta 1512 y es especialmente conocido por la respuesta que dio a un cortesano que alababa los Reyes Católicos ("¿Te atreves a llamar a Fernando un gobernante sabio? ¡El que ha empobrecido su propio país y enriquecido el mío!") en el contexto de la acogida que dispensó a los judíos de Castilla y Aragón tras su expulsión en 1492: Bayecid, digo, continuó la empresa de su padre
incorporando más ejemplares para la biblioteca y otros gobernantes también hicieron
aportaciones, siendo Ahmed III el que consiguiera La Ilíada un par de siglos más tarde. Lo hizo de
manos de un sacerdote de Trebisonda llamado Gennadios.
El
original de Homero era del siglo VIII a.C pero el volumen de Topkapi es del
XIII y consiste en doscientas sesenta hojas encuadernadas con cuero
marrón y formas geométricas impresas decorándolo. Eso sí, tuvo
que ser restaurado entre 1995 y 1996. Se trata
de una copia escrita en griego cursivo medieval y los fragmentos
correspondientes a la obra homérica son los que ocupan la parte
central de las páginas, mientras que el resto que los envuelve son
comentarios didácticos, tanto de fondo (sentido literario ) como de
forma (se hicieron para la enseñanza de gramática y retórica).
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