La afición de Enrique VIII a los torneos contada por el embajador español

En esta carta que envía Luis Carroz Vilaragut, embajador real en Inglaterra entre 1509 y 1515, al "muy alto y poderoso señor", el rey Fernando de Aragón, cuenta cómo Enrique VIII dedica la mayor parte de su ocio a los torneos. El documento está datado en mayo de 1510, cuando el monarca inglés tenía diecinueve años y prácticamente acababa de subir al trono sucediendo a su padre.
La carta del embajador se conserva en el Archivo General de Simancas
Dice Carroz que "el Smo. Rey de Inglaterra los mas dias de la semana se exçerçita en correr la sortija o en justar o tornear entre persona por persona y esta manera sea començado agora de fazer y fazese dos dias en la semana y ha de durar hasta San Joan esto se faze y mitando lo que amadis e lançarote y los otros cavalleros en tiempo antiguo fazian". Correr la sortija era un juego ecuestre, derivado del entrenamiento de los caballeros para justas y torneos, que consistía en galopar lanza en ristre para ensartar una anilla que colgaba de un cordel a cierta distancia.
Enrique VIII participa en un torneo ante Catalina de Aragón (Westminster Tournament Roll)
Sigue narrando el embajador que "pelean con arnes de guerra yelmos de tornear salen con lanças cortas de catorze palmos en largo los fierros sin punta y un dargon embraçado y lo primero que fazen es tirarse las lanças y después les dan espadas de dos manos y pelean con ellas hasta doze golpes cada uno de su mano mas es asi que entre el un caballero y el otro para que no se puedan abraçar ni assir esta una barrera alza hasta la cinta". Es decir, que después del ejercicio ecuestre solía ser el turno del terrestre, descabalgando los contendientes para luchar con espada; en este caso, como se lee, con espada larga o montante y separados por una valla.
Dos caballeros combatiendo con espada larga después de hacerlo con lanzas  cortas y escudos. Códice Gladiatoria (Wikimedia Commons)
"Son muchos los mançebos que andan en esto y todos muy bien dispuestos y el que mejor lo es es el Serenisimo Rey y el que mas vivo y mas diligente anda en todas estas fiestas" concluye Carroz rompiendo el estereotipo que se suele tener de Enrique VIII. Y es que, a pesar de la imagen habitual de un monarca gordo, tal como muestran las pinturas de Holbein, se olvida a menudo que en su juventud era esbelto y se conserva un retrato anónimo que así lo confirma (el que vemos en la imagen).
Retrato de juventud de Enrique VIII (anónimo)
Aquella afición juvenil de Enrique VIII a los torneos y justas ha quedado reflejada en un espléndido documento gráfico: el Westminster Tournament Roll. Se trata de un rollo de vitela de más de dieciocho metros de longitud por treinta y ocho de ancho que está ilustrado pictóricamente con escenas del gran torneo que el rey inglés organizó en 1511 para celebrar el nacimiento en enero de su hijo, Enrique, duque de Cornualles, que no llegó a vivir dos meses. Elaborada en el taller de Sir Thomas Wriothesley, vástago del rey de armas y jefe de los heraldos reales, esa obra de tanto valor artístico como histórico se conserva en la British Library.
Al final de la carta que comentaba antes, el embajador le dice al rey Fernando que su hija Catalina de Aragón "no a querido que yo las escriva [las "otras nuevas"] sino que de su mano las quiere escrivir". Esas otras noticias a que se refiere eran precisamente las relacionadas con haber dado a luz por fin a un niño unos meses antes, el citado Enrique, que al haber fallecido prematuramente prefería contar a su progenitor personalmente.
Imagen de cabecera: Libro de torneos del Rey René de Anjou, 1460 (Wikimedia Commons)

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