Thomas Schweicker, el artista alemán del siglo XVI que no tenía brazos
Thomas
Schweicker, alemán nacido en Baden-Wurtemberg en 1540, era el hijo
de un panadero llamado Hans quien tenía una posición lo
suficientemente buena como para ser también concejal de la localidad
de Schwäbistch Hall, lo que le permitió pagar a su vástago una
formación artística.
Hasta
ahí, nada de extraordinario. Probablemente el joven Thomas hubiera
sido un pintor más de la época de no ser por un incidente que
parecía acabar con su incipiente carrera pero, en lugar de eso, le
encumbró.. Y es que en en 1561 tuvo un enfrentamiento con Noah von
Williamsburg, un noble austríaco apenas un año mayor que él, que
había nacido en Judenburg pero cuya familia se estableció en
Schwäbistch Hall en 1544, tras un incendio que destruyó su palacete
familiar.
Ambos
chocaron por el amor de una dama llamada Kirsten Engel, a la que
cortejaban, y la rivalidad
se acentuó tanto que les llevó a batirse en duelo. Thomas
desconocía que su rival era un reputado esgrimista y durante la
lucha perdió el brazo izquierdo pero, empeñado en seguir
batiéndose, utilizó el otro... y también resultó amputado. Con
sus últimas fuerzas reconoció su derrota ante Noah; luego, la
pérdida de sangre le hizo perder el conocimiento.
Los
espectadores del lance recogieron su cuerpo agonizante y lo llevaron
rápidamente a un médico, que cauterizó sus heridas y pudo salvarle
la vida. Pero, evidentemente, se había quedados sin los dos miembros
superiores (que, al parecer, fueron incinerados). No obstante, lo que
parecía el final de una carrera artística se convirtió justo en lo
contrario: al carecer de manos Thomas se aburría y empezó a
practicar caligrafía con el pie. A costa de una fuerza de voluntad
tan inquebrantable como la que le había llevado a seguir batiéndose,
poco a poco fue perfeccionando su técnica y no sólo terminó
viviendo de ello sino que se hizo un nombre.
De
hecho, su fama llegó hasta el emperador Maximiliano II, hijo de
Ferrnando de Habsburgo y sobrino de Carlos V, que le hizo una visita
y se lo llevó a trabajar a su corte. Allí vivió el resto de su
vida hasta que se retiró en 1598, retornando a Schwäbisch
Hall y falleciendo cuatro años más tarde de unas
fiebres probablemente relacionadas con disentería. La lápida de su
tumba, que se encuentra en el coro de la iglesia de San Miguel está
decorada con un autorretrato pero lo más interesante es que el
entierro fue pagado por Noah von Williamsburg, con quien se había
reconciliado (a pesar de que finalmente se casó con la citada
Kirsten Engel) y establecido una estrecha amistad.
Al
menos ésta es la explicación más difundida de su falta de brazos
porque la otra, menos romántica pero seguramente más verídica, es
que sufría dismelia, una malformación congénita de las
extremidades superiores. No se trata de un problema de origen
genético sino debido a problemas durante la gestación,
ya sea por el síndrome de bandas amnióticas (las bandas se enredan
en torno a una parte del feto y producen su constricción, que acaba
seccionándolas), ya por una infección o enfermedad (el caso de la
talidomida es un célebre ejemplo), ya por falta de oxígeno, ya por
una deficiente nutrición.
Según
esta versión, Thomas nació ya sin brazos, lo que le permitió
desenvolverse solo desde la infancia y superar su tara. Podía
vestirse y desvestirse sin ayuda, además de comer. Asimismo,
aprendió a escribir con pluma, que sostenía mediante los dedos de
su pie derecho. Vivió en Rosenbühl,
en casas
de su hermano David, y se mudó a Schwäbisch Hall, donde sí es
cierto que le visitó Maximiliano II antes de llevarlo consigo a su
corte de Heidelberg y concederle un escudo de armas.
Por supuesto, la leyenda es más atractiva.
Por supuesto, la leyenda es más atractiva.
Imágenes: British Museum
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