Postrimerías del artista indígena Manuel Chili, alias Caspicara (1775)

 


La Iglesia Católica utiliza tradicionalmente el término postrimerías para referirse a los Novísimos, es decir, las cosas que puede esperar un ser humano después de la vida. Serían: muerte, juicio divino y destino eterno. Este último, a su vez puede ser, infierno o gloria (cielo), aunque a veces se suma un tercero, el purgatorio, y un cuarto, el limbo. 

Las Postrimerías fueron habituales en la iconografía artística barroca desde el siglo XVII y sus obras maestras de referencia son los dos cuadros homónimos de Valdés Leal. Pero hay más ejemplos y no sólo en pintura. Es el caso de estas estatuillas que además tienen la particularidad de haber sido hechas en América. Su autor fue el escultor Manuel Chili, alias Caspicara, un indígena encuadrado en la famosa Escuela Quiteña dieciochesca, que tuvo su centro en el Virreinato del Perú

Caspicara, que en quechua significa algo así como cara de palo (o cara de madera) y seguramente aludía al tono de su piel, era natural de Quito y se cree que trabajó en imaginería religiosa desde joven hasta llegar al grado de maestro.

Estas Postrimerías suyas siguen el modelo de las estampas superiores, un tipo de pieza muy difundido entonces, y representan, de izquierda a derecha, a la muerte, la gloria, el purgatorio y el infierno.

Están datadas en 1775 (el autor falleció en 1796) y se conservan en el museo de la Hispanic Society neoyorquina.

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