El libro de teología encontrado dentro de un pez (1626)


Estaba a punto de empezar el verano de 1626 cuando una pescadera inglesa que estaba rajando el vientre de un bacalao en su pescadería de Cambridge encontró algo inaudito dentro del estómago del animal: un pequeño manuscrito envuelto en un pedazo de tela. Ese envoltorio correspondía a una vela de barco, lo suficientemente gruesa, por tanto, como para haber protegido aceptablemente su sorprendente contenido.

La cosa fue tan sonada que el libro se publicó al año siguiente en Londres con el muy apropiado título de Vox piscis (La voz del pez) y un prefacio de Thomas Goad, arzobispo de Canterbury, quien no perdió ocasión de establecer un paralelismo con la historia bíblica de Jonás y la ballena para advertir del peligro que, en su opinión, constituía la implantación en Inglaterra del arminianismo. Era ésta una doctrina religiosa fundada por el teólogo neerlandés Jacobo Arminio (Jacob Harmenszoon) que impugnaba la doctrina calvinista de la predestinación en favor de una salvación por medio de la fe, la cual servía para armonizar la gracia divina y la propia conducta del individuo.

Jacobo Arminio en un grabado de 1662 (Wikimedia Commons)

Una pregunta seguía a otra: ¿quién había escrito aquella obra? ¿Cómo y por qué había terminado dentro de un pescado? Lamentablemente, no hay respuestas o, al menos, no con certeza. Pero si sospechas, que remiten, en ambos casos, al complejo contexto religioso que había sufrido el país hasta hacía poco, con el pulso entre católicos, anglicanos y protestante que ni Isabel I ni María Tudor ni Jacobo I habían conseguido solucionar.


Se ignora, pues, la autoría del texto, pero hay dos posibles candidatos a los que se suele atribuir y ambos vivieron aproximadamente un siglo antes: John Frith o Richard Tracy. El primero era un sacerdote protestante, introductor en Inglaterra de las doctrinas de Zwinglio y Melanchthon, que en 1532 fue detenido por orden de Tomás Moro, en aquellos momentos Lord Canciller, cuando intentaba huir a Amberes disfrazado. Frith sabía que estaba en el punto de mira por cuestionar la transubstanciación y la existencia del Purgatorio.

La ejecución de John Frith

Encerrado en la Torre de Londres, en una bodega de pescado -¿dato importante o casualidad?-, escribió una obra de teología titulada The bulwark (El Baluarte), que, en tono sarcástico, presentaba tres tratados contra las doctrinas católicas antes reseñadas y la clásica justificación de la salvación por la fe. Trasladado a la prisión de Newgate, fue juzgado por herejía y condenado a la hoguera, siendo quemado vivo el 4 de julio de 1533 al negarse a una retractación. Enrique VIII, por cierto, recibió la excomunión la semana siguiente.

En cuanto a Richard Tracy, se trataba del hijo de un juez de paz, un converso luterano del que heredó esas creencias. Ser miembro del Parlamento no le libró de caer en la sospecha por sus escritos rebatiendo el catolicismo, aunque logró librarse durante mucho tiempo gracias a su cercanía a la corona (formó parte del séquito que recibió a Ana de Cleves, la cuarta esposa de Enrique VIII). Pero la caída de Thomas Cromwell, el principal defensor del protestantismo inglés, le hizo perder el favor real y en 1546 se ordenó la quema de sus obras.

Portada del libro

T
racy parecía tener una natural tendencia a dar con sus huesos en la cárcel. Un lustro después de sus problemas religiosos fue encerrado por las críticas que hacía al gobierno y en 1552 por el impago de un préstamo. La subida al trono de Isabel I parecía favorecerle y, de hecho, consiguió el cargo de Sheriff de Gloucestershire. Pero en 1565 también la criticó a ella, recriminándole al secretario de estado, William Cecil, que se permitiera a la reina tener un crucifijo en su capilla. Probablemente se libró de las consecuencias porque ya era anciano y murió en 1569.

Si Tracy pudo haber escrito Vox piscis en alguno de sus frecuentes cautiverios -suyo se considera uno de los tres tratados que incluye, titulado Of the preparation to the Crosse, and to Death-, lo mismo puede decirse de Frith, aunque en realidad pesa bastante el hecho "milagroso" de haberse encontrado el testimonio póstumo de un mártir. Lo que falta por saber y para lo que no hay contestación es cómo llegó al estómago de un pez; ahí los historiadores lo tienen más difícil.

BIBLIOGRAFÍA:
-WALSHAM, Alexandra: Vox Piscis or the Book-Fish. Providence and the uses of the Reformation past in Caroline Cambridge.
-RAYNOR, Brian: John Frith, scholar and martyr.
-POLLARD, Frederick: Dictionary of national biiography: Richard Tracy.
-Vox Piscis or the Book-Fish (University of Cambridge).

Comentarios

  1. Que interesante, como consigo leer el libro Vox Piscis?

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    1. No lo he encontrado digitalizado, así que me temo que tendrías que comprarlo. Y no es barato. Por ejemplo: https://www.abaa.org/book/294641369

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